El 7 de enero de 2025, un fuerte terremoto de magnitud 7,1 sacudió la región autónoma del Tíbet, en China, dejando un saldo de al menos 107 personas fallecidas y más de 130 heridas.
El sismo, cuyo epicentro se ubicó en el condado de Tingri, prefectura de Shigatse, cerca de la frontera con Nepal, ocurrió a las 09:05 hora local (01:05 GMT) y tuvo una profundidad de 10 kilómetros. La zona es conocida por su alta actividad sísmica debido a la colisión de las placas tectónicas de India y Eurasia.
Daños y víctimas
El terremoto causó el colapso de numerosas viviendas, muchas de ellas construidas de manera precaria, lo que contribuyó al alto número de víctimas. Además de las pérdidas humanas, se reportaron daños materiales significativos, incluyendo edificios derrumbados y vehículos destruidos por los escombros. Las bajas temperaturas, que oscilaban entre -8°C durante el día y -18°C por la noche, complicaron las labores de rescate y aumentaron el riesgo para los sobrevivientes que quedaron sin refugio.
Respuesta de las autoridades
Las autoridades chinas actuaron rápidamente, desplegando más de 1,500 rescatistas, entre personal militar y médico, para buscar sobrevivientes y brindar atención a los afectados. También se enviaron suministros de emergencia, como tiendas de campaña, mantas y alimentos, a las zonas más afectadas.
Impacto en la región
El terremoto se sintió en Nepal, particularmente en Katmandú, aunque no se reportaron daños significativos en ese país ni en la India. Este evento es uno de los más mortíferos en China desde diciembre de 2023, cuando un sismo de magnitud 6,2 en las provincias de Gansu y Qinghai causó 151 muertes.
La región del Tíbet es altamente vulnerable a los terremotos debido a su ubicación en una zona tectónicamente activa. En el último siglo, se han registrado al menos 10 sismos de magnitud 6 o superior en esta área, lo que subraya la importancia de fortalecer las medidas de prevención y respuesta ante desastres naturales.
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