En una de las noches más emocionantes de la UEFA Champions League, el FC Barcelona logró una remontada espectacular ante el Benfica en el Estadio da Luz, culminando con un triunfo de 5-4 en el tiempo de descuento. Este partido, lleno de giros dramáticos y momentos inolvidables, quedará grabado en la memoria de los aficionados como una de las mayores hazañas del fútbol europeo.
Un inicio desastroso y la reacción culé
El partido comenzó con un golpe para el Barça. Apenas en el minuto 2, Vangelis Pavlidis aprovechó un centro de Álvaro Carreras para abrir el marcador.
Sin embargo, el equipo de Hansi Flick respondió rápidamente. Robert Lewandowski, desde el punto penal, igualó el marcador tras una falta sobre Alejandro Balde revisada por el VAR.
Pero la alegría duró poco. Errores defensivos y dos fallos garrafales del portero Wojciech Szczesny permitieron a Pavlidis completar un hat-trick antes del descanso, dejando al Barça en una situación crítica (3-1).
La remontada imposible
El segundo tiempo comenzó con un gol extraño: un despeje del portero del Benfica, Anatoliy Trubin, impactó en la cabeza de Raphinha y terminó en la red, acortando distancias (3-2). Sin embargo, un autogol de Ronald Araújo en el minuto 68 parecía sellar la derrota culé (4-2).
Pero el Barça no se rindió. Lewandowski anotó su segundo penal del partido (4-3), y Eric García, con un cabezazo en el minuto 86, empató el marcador (4-4).
La locura culminó en el 90+6′, cuando Raphinha, en un contraataque fulminante, definió con un zurdazo imparable para darle la victoria al Barça.
El héroe de la noche
Raphinha no solo anotó el gol de la victoria, sino que también fue clave en la reacción del equipo. Con un doblete, el brasileño demostró su clase y liderazgo en el momento más crítico.
Una noche para la historia
Esta remontada no solo asegura al Barça su pase a los octavos de final, sino que también reafirma el espíritu de lucha de un equipo que no se rinde ante la adversidad. En palabras de Raphinha: «Fue un partido espectacular. Podría haber ganado cualquiera, pero nos lo llevamos nosotros».
El Estadio da Luz fue testigo de una de las noches más mágicas de la Champions, donde el fútbol demostró una vez más por qué es el deporte más emocionante del mundo.
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