En Honduras, las lluvias intensas de las últimas horas han dejado un saldo lamentable de cuatro personas fallecidas y daños graves en varias regiones del país. Según los reportes oficiales de la Secretaría de Gestión de Riesgos y Contingencias Nacionales (Copeco), entre el 29 de septiembre y el 6 de octubre de 2025, las fuertes precipitaciones han afectado a más de 500 personas, han dañado cerca de 59 viviendas y han destruido otras 13, además de dejar comunidades incomunicadas por el desbordamiento de ríos y deslizamientos.

Las víctimas mortales incluyen a una niña de 10 años y una adolescente de 14, ambas ahogadas en incidentes relacionados con crecidas de ríos en los municipios de Yarula, La Paz, y Lepaterique, Francisco Morazán. Además, un hombre de 48 años perdió la vida tras ser golpeado por la caída de un árbol en La Esperanza, Intibucá, mientras que otra persona falleció en el mismo contexto de las lluvias.
Las áreas más afectadas por estos fenómenos son los departamentos de Choluteca, Valle, Francisco Morazán, La Paz, Intibucá, Lempira, Santa Bárbara, Ocotepeque, Copán y Comayagua, donde las autoridades mantienen alertas amarillas y verdes para prevenir más tragedias.

La situación ha movilizado a Copeco y otros organismos de emergencia para llevar a cabo operaciones de rescate, logrando salvar a 13 personas hasta ahora, aunque una persona continúa desaparecida en el departamento de Choluteca.

Se reportan también daños en infraestructura, deslizamientos, colapsos de muros y caídas de árboles, principalmente en zonas rurales y barrios periféricos. Las autoridades llaman a la población a mantenerse alerta y seguir las recomendaciones oficiales para evitar riesgos mayores debido a la saturación del suelo y la posibilidad de nuevas lluvias y crecidas de ríos en los próximos días.
El contexto climático que ha provocado esta emergencia se debe a una vaguada en superficie combinada con la humedad proveniente del mar Caribe y el océano Pacífico, que genera abundante nubosidad, lluvias y actividad eléctrica en gran parte del país. Esta situación es monitoreada continuamente para mitigar el impacto y proteger a las comunidades vulnerables.
Esta emergencia natural pone en alerta a las autoridades y la sociedad hondureña ante la creciente vulnerabilidad frente a fenómenos climáticos extremos, que requieren preparación y medidas preventivas con el fin de reducir pérdidas humanas y materiales en las regiones afectadas.

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