La directora del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Migdonia Ayestas, dio a conocer que la tasa de homicidios proyectada para 2024 será de 27 por cada 100.000 habitantes, reportándose una disminución respecto a años anteriores.
Ayestas precisó que este dato refleja una reducción de siete puntos en comparación con la tasa de 34.5 registrada en 2023. Según destacó, la disminución es un avance importante, aunque enfatizó que el trabajo para mejorar la seguridad ciudadana debe continuar.
“Hay menos hondureños muertos y eso es importante establecerlo porque las vidas perdidas sí cuentan y las estrategias para frenar la violencia y la criminalidad tienen que apuntar a mejorar la seguridad de las personas, que todos los hondureños se sientan sin miedo al delito y a caminar en los espacios públicos y que vayamos a sufrir un asalto o un robo”, expresó Ayestas.
Sin embargo, la directora subrayó que los delitos relacionados con la delincuencia común aún afectan a los ciudadanos al país. Para enfrentar este desafío, destacó la necesidad de fortalecer los mecanismos de investigación criminal y brindar respuestas efectivas a la población.
En cuanto a los feminicidios, Ayestas señaló que la proyección para 2024 es de 4.8 homicidios por cada 100.000 mujeres, lo que representa una disminución de 3.8 puntos respecto a 2023, cuando se reportaron 411 muertes violentas de mujeres. Este año, el número se ha reducido a 215.
“La violencia contra las mujeres es algo cultural, que debemos trabajar en la prevención desde los valores de la familia”, afirmó, y remarcó la importancia de acciones preventivas y educativas para erradicar este fenómeno.
A pesar de las reducciones en las cifras de homicidios y feminicidios, Honduras seguirá siendo el país más violento de Centroamérica, de acuerdo con reportes. Ayestas explicó que, aunque el país muestra avances, El Salvador ha logrado disminuir drásticamente sus estadísticas, dejando a Honduras en una posición crítica dentro de la región.
El informe refleja un panorama mixto: avances en la disminución de ciertos delitos, pero con retos persistentes en la seguridad pública y la protección de las mujeres.
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