Un funcionario hondureño envuelto en un escándalo internacional regresará a Honduras tras ser acusado de agredir sexualmente a un ciudadano surcoreano en el metro de Busan, Corea del Sur, pero que no será juzgado en el país asiático porque hizo uso de la inmunidad que permite a los diplomáticos según informó de primera mano el medio surcoreano Korea JoongAng Daily.
Recuento de los hechos en el metro surcoreano
El caso, que conmocionó tanto en Asia como en Centroamérica, comenzó el 19 de junio de 2025, alrededor de las 6:30 a.m., cuando César Josué Padilla David, Consejero de Asuntos Económicos y Comerciales en la Embajada de Honduras en Seúl, habría tocado de manera indebida y posteriormente agredió físicamente a un pasajero coreano mientras se encontraba bajo los efectos del alcohol.
El incidente fue captado por cámaras de seguridad del sistema subterráneo y rápidamente generó la reacción de las autoridades surcoreanas.
Tras el altercado, la policía de la ciudad de Busan identificó y fichó al diplomático pero, debido a su estatus, no pudo arrestarlo ni procesarlo, ya que la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas otorga inmunidad a los funcionarios acreditados. En los días siguientes, el hecho se mantuvo bajo investigación y el gobierno surcoreano emitió una advertencia formal a la Embajada de Honduras en Seúl exigiendo explicaciones y cooperación en el proceso legal.
Cancillería usó la inmunidad
En un primer momento, la Cancillería hondureña prometió a la opinión pública nacional e internacional que actuaría con prontitud. El 14 de julio, el vicecanciller Antonio García anunció que el funcionario sería destituido, se le retiraría el pasaporte diplomático y debía retornar a Honduras por “conducta inapropiada en perjuicio de un ciudadano surcoreano”. En ese contexto, existieron declaraciones iniciales de retirar la inmunidad diplomática al funcionario, lo que habría abierto la puerta a un procesamiento judicial en territorio surcoreano.
Sin embargo, en la práctica, la revocación de la inmunidad no se concretó. La única comunicación oficial recibida por la policía surcoreana fue la notificación de que el diplomático invocaba su inmunidad y abandonaría el país. Así, el funcionario hondureño dejó su cargo y partió de Corea del Sur sin rendir cuentas ante la justicia del país asiático, un desenlace que frustró las expectativas de justicia tanto para la víctima como para la sociedad coreana.
Gobierno minimizó el hecho
El gobierno de Honduras afirmó que la decisión fue “más bochornosa que penal” para el diplomático, quien fue destituido y quedó fuera del servicio exterior de manera definitiva. No obstante, la acción gubernamental —promesas de justicia que no se concretaron— puso en el centro del debate el uso y abuso de privilegios diplomáticos ante delitos graves cometidos en el extranjero.
El caso de César Josué Padilla David finalizó con la investigación policial coreana cerrada por falta de jurisdicción procesal y la víctima surcoreana sin acceso a justicia. El expediente permanece como un ejemplo de las limitaciones de la justicia internacional y el alcance práctico de la inmunidad diplomática, además de dejar en entredicho la credibilidad institucional cuando los hechos superan a los comunicados oficiales.
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