La eliminación de Honduras y Costa Rica en las eliminatorias rumbo al Mundial 2026 ha sido un golpe duro para ambas selecciones y para la afición centroamericana. En el último partido decisivo del Grupo C, el empate sin goles entre Honduras y Costa Rica consumó el fracaso de ambos equipos, que quedaron fuera de la cita mundialista y sin opciones tampoco de alcanzar la repesca intercontinental. Haití, con 11 puntos, fue el equipo que logró el boleto directo del grupo, mientras que Honduras finalizó con 9 puntos y Costa Rica con apenas 7, en tercera posición.
El encuentro fue de mucho roce y poca claridad, con pocas oportunidades de gol para ambos lados. Honduras y Costa Rica salieron urgidos por la victoria, ya que ganar por un gol les habría dado el derecho a disputar la repesca.

El portero hondureño Edrick Menjívar destacó al evitar varias ocasiones claras de Costa Rica, mientras que Keylor Navas también respondió con atajadas importantes que evitaron que Honduras anotara. El partido estuvo marcado por la falta de ideas ofensivas claras, acumulándose imprecisiones y perdiendo profundidad, particularmente para los ticos, dirigidos por Miguel Herrera.

Durante el segundo tiempo, Costa Rica intentó generar más ataque, incluso enviando a Kendall Waston como centrodelantero, pero sin poder concretar jugadas claras. Honduras, bajo la dirección de Reinaldo Rueda, se mantuvo más conservadora y terminó defendiendo con balones largos que fueron neutralizados por la defensa costarricense. El ambiente fue tenso, y el partido también estuvo manchado por dos expulsiones: Manfred Ugalde en Costa Rica y Quioto en Honduras.


Este resultado marca el fin de una racha para Costa Rica, que se pierde el Mundial después de haber asistido consecutivamente a las últimas tres ediciones desde Sudáfrica 2010. Para Honduras, es la tercera vez que no estará presente en la Copa del Mundo, un golpe doloroso para un país con tradición futbolística en la región.
La eliminación ha generado un ambiente de crisis y críticas hacia los cuerpos técnicos, especialmente hacia el entrenador costarricense Miguel Herrera, cuyo futuro en la selección está en duda tras la nula claridad mostrada en el ataque durante estas eliminatorias.

En conclusión, el empate sin goles entre Honduras y Costa Rica simbolizó la frustración y falta de efectividad de ambas selecciones en la recta final de las eliminatorias de Concacaf. Honduras tenía hasta ese momento asegurado un boleto a la repesca pero el gol de Surinam frente a Guatemala les arrebató esa posibilidad.
Haití celebró su clasificación histórica, mientras que Honduras y Costa Rica deberán replantear sus proyectos futbolísticos para volver a soñar con un Mundial en el futuro cercano.

Haití al mundial
En paralelo al empate 0-0 entre Honduras y Costa Rica, que definió la suerte de ambas selecciones, Haití disputaba su partido decisivo ante Nicaragua en el estadio Stadion Ergilio Hato de Willemstad, Curazao, donde jugó de local debido a la crisis social en su país. Haití necesitaba una victoria para asegurar su clasificación al Mundial 2026 y no depender de otros resultados. En un ambiente cargado de tensión y expectativa, Haití logró imponerse con un marcador de 2-0 gracias a goles que sellaron su pase directo al torneo.

Este triunfo fue histórico para Haití, ya que nunca antes había participado en una Copa del Mundo desde su primera y única clasificación en 1974. El equipo se sobrepuso a las dificultades que enfrenta el país, incluyendo tener que jugar sus partidos de local fuera de su territorio.

La selección haitiana mostró fortaleza y determinación para superar a Nicaragua, un rival ya eliminado que no pudo impedir el avance de los Grenadiers. El resultado de Haití dejó a Honduras y Costa Rica a un empate sin goles en su partido, quedando ambos fuera del Mundial y confirmando el sorprendente dominio haitiano en el Grupo C, que culminó en el primer lugar.
Así, mientras Honduras y Costa Rica empataban sin goles en un juego marcado por la falta de efectividad y oportunidades, Haití celebraba su clasificación como líder del grupo, en un hecho histórico que cambia el panorama futbolístico de la región y que refleja la emergencia de nuevas selecciones fuertes en Concacaf frente a las tradicionales potencias centroamericanas.





















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