El cuerpo de un hombre fue encontrado sin vida en la quebrada de Jocomico, ubicada en Namasigüe, Choluteca, presentando claros signos de violencia. La víctima, identificada como José Indalezio Torres, de aproximadamente 55 años, vestía una camisa de manga larga, pantalón negro y sandalias café al momento de ser localizado. El hallazgo ocurrió tras una intensa búsqueda que involucró a familiares, vecinos y equipos de rescate, quienes trasladaron el cadáver en una hamaca debido a la dificultad del terreno.
Según relatos de la comunidad, Torres desapareció la noche del pasado viernes cuando salió de su vivienda con el propósito de llevar limones a un vecino cercano a la iglesia católica. Desde entonces, no regresó, lo que alertó a sus seres queridos, quienes iniciaron la búsqueda al día siguiente. Un grupo de alrededor de 40 personas recorrió la zona, incluyendo cantinas y pozos, sin éxito inicial. Fue hasta la mañana del domingo que localizaron el cuerpo en la quebrada, generando sospechas de que habría sido arrojado allí durante la noche.
Las autoridades y pobladores coinciden en que el deceso no fue accidental. El cuerpo presentaba heridas punzantes, lo que refuerza la hipótesis de un homicidio. Testimonios apuntan a que desconocidos, posiblemente sicarios, perpetraron el crimen y abandonaron el cadáver en el área. «No hubo indicios de que la corriente arrastrara el cuerpo; todo indica que lo trajeron para deshacerse de él», señaló un vecino que participó en la búsqueda.
La esposa de Torres, quien compartió 30 años de vida con él, relató que el hombre solía salir por las tardes y regresaba sin contratiempos. Sin embargo, aquella noche no volvió. «Me dijo: ‘Voy y regreso’, pero nunca más lo vi», expresó entre lágrimas. La mujer destacó que, aunque Torres consumía alcohol ocasionalmente, no tenía conflictos conocidos que explicaran su muerte.
El caso ha conmocionado a esta comunidad rural, donde todos se conocen y el crimen violento es poco frecuente. Familiares y amigos exigen a las autoridades una investigación exhaustiva para esclarecer los hechos y evitar la impunidad. «Esperamos justicia. Hoy fue él, mañana podríamos ser cualquiera de nosotros», enfatizó un allegado.
Torres deja seis hijos, varios de ellos menores de edad, incluyendo un niño de dos años. Mientras las autoridades inician las pesquisas, la localidad de Namasigüe clama por seguridad y respuestas, en un caso que evidencia la vulnerabilidad de zonas alejadas donde la violencia irrumpe sin previo aviso.
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