El Consejo Nacional Electoral (CNE) reporta una nueva actualización en el conteo de las elecciones generales del 30 de noviembre de 2025, alcanzando el 99.40 por ciento de las actas transmitidas, y que mantiene a Nasry “Tito” Asfura del Partido Nacional con la delantera en la votación presidencial, ventaja que es por más de 42 mil votos.
El sistema de divulgación del CNE detalla que se han transmitido 19 mil 52 actas de un total de 19 mil 167 actas, lo que consolida el avance del 99.40 por ciento en el escrutinio a nivel presidencial.
Asfura lidera el conteo con un millón 298 mil 835 votos, alcanzando el 40.52 por ciento del total de sufragios, mientras que el candidato del Partido Liberal, Salvador Nasralla, ocupa el segundo lugar con un millón 256 mil 428 votos, que se traduce en el 39.20 por ciento.
La candidata Rixi Ramona Moncada, del Partido Libertad y Refundación (Libre), registra en la última actualización 618 mil 448 votos, lo que equivale al 19.29 por ciento de las preferencias.
Respecto al estado de las actas divulgadas por la autoridad electoral, el sistema de divulgación muestra que, del total de actas transmitidas, 17 mil 279 se encuentran en estado de “Correctas”, mientras que 2 mil 773 actas presentan “Inconsistencias” y están pendientes de la revisión especial para su procesamiento final.
En tanto, Nelson Ávila, candidato del Partido Innovación y Unidad Social Demócrata (PINU), registra 25,421 votos, equivalentes al 0.79 por ciento de la votación.
En el mismo corte de información también figura Mario Enrique Rivera Callejas, candidato del Partido Demócrata Cristiano de Honduras (DC), que a pesar de que se sumó al movimiento de Nasralla, obtuvo 5,516 marcas, que representan el 0.17 por ciento.
Luego de las fallas detectadas en el sistema de transmisión de datos, el Consejo Nacional Electoral informó que mantendrá en curso el escrutinio especial con el objetivo de definir oficialmente quién será el próximo presidente electo del país.
El escrutinio especial del CNE es la fase de revisión y recuento físico de las actas electorales que presentan inconsistencias (errores numéricos, alteraciones o fallas de transmisión), y se activa para garantizar la transparencia y la certeza de los resultados definitivos, ya que los resultados de este proceso son jurídicamente vinculantes para la declaratoria final, a diferencia del conteo preliminar.
La etapa se fundamenta en la ley electoral y se realiza para subsanar causales específicas como la disparidad entre los votos emitidos y los consignados en el acta, errores de contabilización, o diferencias entre los ciudadanos que firmaron el cuaderno de votación y los consignados en el acta.
Para garantizar la máxima transparencia, el proceso se lleva a cabo mediante juntas especiales con la participación de representantes de los partidos políticos y observadores, siendo un mecanismo indispensable para fortalecer la credibilidad del proceso y mitigar la tensión política derivada de los resultados.
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