Más de 2,700 agricultores de Apacilagua perdieron sus cultivos por sequía

La crisis del campo golpea con fuerza a Apacilagua, Choluteca, donde más de 2,700 agricultores perdieron sus cultivos de primera debido a la falta de lluvias. La situación mantiene en incertidumbre a cientos de familias que ahora no cuentan con semilla para iniciar la siembra de postrera.

El alcalde Carlos Martínez explicó que los productores vienen de un año adverso. “El año pasado, por exceso de lluvia, no tuvieron cosecha, y ahora en esta primera, por la falta de lluvia, tampoco hubo producción. Prácticamente llevamos un ciclo de un año en que el agricultor no tiene cosecha y eso nos preocupa porque no tienen semilla para sembrar”, señaló.

El edil recordó que Apacilagua es uno de los municipios que más aporta al mercado nacional de frijol. Sin embargo, desde hace un año, este grano dejó de circular en la zona. Las aldeas más afectadas son Mezcales, Limones, San Felipe, Montegrande, Somuina, el centro de Apacilagua y La Garza.

Martínez denunció además que los programas de apoyo agrícola, como la entrega de bonos y semilla, no están llegando a quienes realmente los necesitan. “Es injusto que alguien que no es agricultor reciba esa ayuda para comercializarla después, mientras el productor sigue desprotegido. Estos recursos provienen de los impuestos que paga el pueblo y deberían beneficiar a quienes trabajan la tierra”, reclamó.

La municipalidad ha iniciado gestiones con organizaciones no gubernamentales para buscar apoyo, aunque reconoce que los fondos locales no serán suficientes para enfrentar el impacto de la sequía.

El alcalde advirtió que el problema no es exclusivo de Apacilagua, sino de todo el corredor seco hondureño, que abarca más de 50 municipios de distintos departamentos. Martinez concluyó en resumen que el cambio climático ya está reflejando sus efectos en la agricultura y si no se actúa a tiempo, el abandono al productor será todavía mayor.

En Honduras, el «cultivo de primera» se refiere a la siembra de granos básicos como maíz y frijol, que se realiza al inicio de la temporada de lluvias, generalmente entre mediados de mayo y finales de junio, coincidiendo con la temporada de primera. Esta práctica es fundamental para la seguridad alimentaria, ya que la cosecha de primera abastece a la población local y, en algunos casos, a los mercados. 

La siembra de primera se realiza aprovechando las primeras lluvias, que suelen caer entre mediados de mayo y finales de junio, aunque este período puede variar según la región. Es un ciclo agrícola clave para la producción de granos básicos en Honduras, especialmente para pequeños productores que cultivan para consumo local y venta en mercados. 

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