El relato: la fe que desbordó las calles de Choluteca
La ciudad de Choluteca vivió el pasado sábado 16 de agosto de 2025 una jornada marcada por la fe y la esperanza. Desde horas tempranas, creyentes de distintas iglesias católicas y evangélicas se congregaron en el centro de la ciudad, para participar en la “Caminata de Oración por Honduras”, un evento que, a lo largo de varias horas, unió a miles de cholutecanos con un solo propósito: pedir por la paz y la democracia del país.
Entre cantos, oraciones y gritos de “¡Viva Honduras!” y “¡Viva Jesús!”, la marcha avanzó con un ambiente de fervor que no se vio opacado por el calor sofocante ni por las tensiones políticas que atraviesa el país. El recorrido estuvo custodiado por cuerpos de bomberos y autoridades policiales, quienes garantizaron la seguridad de una multitud que caminó por las principales calles y avenidas de Choluteca, portando Biblias y banderas nacionales.

El testimonio de los líderes religiosos fue claro: “El pueblo de Honduras le dice a Dios que lo ama”, expresó el presidente de la Confraternidad Evangélica, Gerardo Irías, visiblemente emocionado al ver la masiva participación.
El evento en Choluteca destacó por su naturaleza apolítica. Los organizadores pidieron expresamente a los asistentes no portar banderas partidistas, pues el objetivo era elevar una oración sincera por el bienestar de Honduras, dejar en claro el deseo de unidad y reconciliación, e inspirar esperanza en medio de los desafíos sociales y electorales que enfrenta la nación. La caminata culminó con una sentida oración colectiva y palabras de aliento de los líderes congregados, quienes reiteraron su compromiso con la paz y la democracia del país.



Otras ciudades y departamentos: la fe se extiende por Honduras
La marcha no fue exclusiva de Choluteca. Honduras entera se sumó a la convocatoria de las iglesias. En más de 50 ciudades y los 18 departamentos del país, multitudes respondieron al llamado, saliendo a las calles en Tegucigalpa, San Pedro Sula, Comayagua, La Ceiba, La Esperanza, Santa Rosa de Copán y en comunidades hondureñas en Estados Unidos y España.

Las principales urbes vivieron jornadas similares: la caminata en Tegucigalpa inició en la Plaza de las Banderas y terminó en el Estadio Nacional “Chelato Uclés”, con una asistencia multitudinaria. En San Pedro Sula, los cánticos y las prédicas resaltaron el deseo de paz, mientras que en Comayagua, la movilización coincidió con el “Jubileo de las Familias”. Al igual que en Choluteca, en todos los puntos el evento transcurrió de forma pacífica y apolítica, con una masiva asistencia de jóvenes, adultos y niños.
El mensaje que se expresó en todo Honduras fue uno: unidad, fe y esperanza, dejando de lado intereses partisanos y apostando por el bienestar colectivo. Así, la caminata de oración se convirtió en una manifestación histórica, evidenciando que la fe sigue siendo un motor de reconciliación para la sociedad hondureña.

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