Por Meng Fanzhe, People’s Daily
En una conferencia reciente sobre robots de servicio doméstico, robots humanoides cautivaron al público con demostraciones realistas en diversos escenarios hogareños: preparar sándwiches, limpiar mesas, doblar ropa e incluso enseñar inglés a los niños. Estas tecnologías avanzadas ofrecieron una vívida muestra de cómo la innovación está transformando la vida diaria.
China ha considerado durante mucho tiempo que el objetivo central de la innovación científica y tecnológica es mejorar el bienestar de su población. En los últimos años, un número creciente de innovaciones “pequeñas pero hermosas” se han integrado sin problemas en la rutina diaria, reflejando la creciente aspiración del público a una mejor calidad de vida.
En los campos, las cosechadoras inteligentes ahora procesan hasta 600 kilogramos de grano por minuto, aumentando significativamente la eficiencia de la cosecha. En los quirófanos, los robots quirúrgicos ortopédicos y endoscópicos desarrollados en China ya están en uso activo. En las instituciones de cuidado de ancianos, pulseras inteligentes y bastones tecnológicos están mejorando la calidad y la capacidad de respuesta de los servicios para personas mayores.

Como observó una vez el filósofo alemán Friedrich Engels: “Una vez que surge una necesidad técnica en la sociedad, esta impulsa la ciencia más que diez universidades juntas”. Con una población de más de 1.400 millones de personas y un grupo de ingresos medios que supera los 400 millones, China cuenta con un mercado vasto y escenarios de aplicación diversos. A medida que crecen las demandas cotidianas y las industrias buscan innovación, la sinergia entre oferta y demanda impulsa un rápido avance tecnológico, abriendo nuevas oportunidades para industrias emergentes.
La introducción del tren de alta velocidad Fuxing CR450 se espera que aumente significativamente la eficiencia del transporte y ayude al sector ferroviario de China a superar el umbral de un billón de yuanes (140.370 millones de dólares). Los frecuentes lanzamientos de satélites por parte de empresas espaciales comerciales están permitiendo prácticas agrícolas más inteligentes, y se proyecta que la industria espacial comercial de China alcance los 2,8 billones de yuanes para 2025. Mientras tanto, unidades de energía nuclear como Hualong One y Guohe One generan más de 10.000 millones de kilovatios-hora de electricidad al año, suficiente para alimentar millones de hogares.
Estos desarrollos destacan cómo un enfoque orientado al mercado, impulsado por la aplicación, la integración y el avance iterativo, transforma las capacidades científicas y tecnológicas en ventajas tangibles de desarrollo, garantizando un acceso más amplio a la innovación.
“China está invirtiendo cada vez más recursos para garantizar que las personas con discapacidad puedan vivir la vida que desean”, dijo José María Viera, director ejecutivo de la Alianza Internacional de la Discapacidad. Su observación destaca cómo las aplicaciones tecnológicas están abriendo nuevos caminos para mejorar el bienestar público.

Los hospitales han lanzado sistemas de navegación asistida por inteligencia artificial para agilizar las visitas médicas. La adopción generalizada de tarjetas digitales de seguridad social permite a las personas acceder a beneficios, transferir cuentas de pensiones y solicitar pagos en línea, reduciendo las visitas presenciales y permitiendo una mayor eficiencia basada en datos. A través de la innovación pragmática, China está abordando desafíos cotidianos y problemas de larga data relacionados con el bienestar, mejorando constantemente la sensación de realización, felicidad y seguridad de las personas.
En un nivel más profundo, promover la tecnología para el bien público no solo se trata de mejorar el nivel de vida, sino que también define la trayectoria de la innovación misma.
Tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, la biomedicina y la edición genética se están convirtiendo en nuevos motores de crecimiento, pero también plantean desafíos éticos y de gobernanza complejos. Por ejemplo, los grandes modelos de lenguaje pueden implicar riesgos para la privacidad, y tecnologías como el intercambio de rostros o la clonación de voz pueden ser utilizadas para el fraude o la desinformación.
Por lo tanto, la innovación tecnológica ya no es simplemente un esfuerzo técnico. Conlleva implicaciones éticas, de gobernanza y sociales. Para maximizar los beneficios de la innovación mientras se gestionan sus riesgos, el compromiso con la “tecnología para el bien” debe ir acompañado de marcos legales y regulatorios sólidos.
En última instancia, la innovación debe servir a la humanidad. China continúa priorizando la aplicación práctica de tecnologías avanzadas para garantizar que los beneficios del progreso se compartan ampliamente, construyendo una base para una vida mejor para todos.






















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